La ciudad de Tarragona cedió este domingo la bandera de los
Juegos Mediterráneos a la argelina de Orán, donde en 2021 tendrá lugar su
decimonovena edición, en una ceremonia de clausura en la que se evocó todo
vivido durante los últimos diez días.
Fue el alcalde de Tarragona y presidente del Comité
Organizador de esta edición, Josep Félix Ballesteros, el que hizo entrega de la
bandera al presidente del Comité Internacional de los Juegos Mediterráneos (CIJM),
el argelino Amar Addadi, quien a su vez se la cedió a su compatriota y alcalde
de Orán, Neureddine Boukhatem, que ahora toma el testigo para que este
acontecimiento deportivo sea una realidad dentro de tres años.
Los Mediterráneos volverán a disputarse un año después de
los Juegos Olímpicos. Así, los Mediterráneos volverán a disputarse un año
después de los Juegos Olímpicos, como en las últimas ediciones, en este caso
los de Tokio 2020, secuencia que se vio truncada en Tarragona al organizarlos
cinco años después de los de la ciudad turca de Mersin al dársele una prórroga
por problemas económicos y políticos.
El desfile de las banderas, atletas y de los voluntarios se
desarrolló en el Nou Estadi de Tarragona, sede de la clausura al igual que de
la ceremonia de inauguración, intercalado con actuaciones musicales, danzas,
bailes y luz en un acto que no se excedió en su contenido.
Se quiso destacar momentos emotivos y para el recuerdo tras
diez días intensos para Tarragona y su provincia y se resaltó el esfuerzo,
solidaridad y el respeto para que todo saliera dentro de un margen de
normalidad.
Estos Juegos, que el propio presidente del CIJM valoró el
trabajo hecho como "extraordinario", fueron de récord, con veintiséis
países participantes, dos más que en el anterior, y que ha tenido la
inscripción de 3.648 deportistas, 1.468 mujeres y 2.180 hombres, y 2.010
oficiales, con delegaciones numerosas como las de Italia (413), España (398) y
Turquía (346).
También se quiso valorar en la ceremonia de clausura a los
cerca de tres mil voluntarios repartidos por las distintas sedes, que hicieron
un esfuerzo para que todo saliera bien en este acontecimiento que tuvo un
presupuesto que rondó los cien millones entre todos sus conceptos.
La mascota de los Juegos, 'Tarracvs', una representación de
un casco romano hecho con agua de Mediterráneo, pañuelo casteller en la muñeca
y la bandera de Tarragona, siempre estuvo presente sobre el césped del estadio
del Nástic en las diferentes versiones que se han podido ver por la provincia
tarraconense.
Todo bajo un bajo un ambiente festivo en las gradas de un
estadio que se llenó en cerca de tres cuartos de aforo y en el que el alcalde
de Orán agradeció su presencia además de dar "la bienvenida" a su
ciudad "si Dios quiere", tras lo que se proyecto un vídeo de
promoción de la siguiente sede de los Juegos Mediterráneos.
El alcalde de Tarragona, por su parte, agradeció a todos los
que han hecho posible los Juegos y en especial a los voluntarios, lo que
levantó una gran ovación, y destacó la vocación mediterránea de la ciudad como
nexo de unión con los otros países tienen sus costas en este mar.
El presidente del CIJM apuntó que "por desgracia el
destino de un invitado es siempre marcharse" y subrayó: "lo hemos
conseguido juntos", en alusión al éxito obtenido, además de insistir en la
gran labor de los voluntarios.
La clausura concluyó con nuevas actuaciones musicales, como
la de Álvaro Soler, y los fuegos artificiales que dieron por cerrado un
programa que duró una hora y media.
Así ha quedado el medallero:
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